MARK BORTHWICK



Vive en Brooklyn, New York. Hippie de aspecto, bohemio de vida y fotógrafo de profesión. También es músico, cocinero, jardinero, un artista multidisciplinario que tiene un espacio creativo para que sus amigos compartan, sin tiempo ni presión, el devenir artístico.

No hay muchos fotógrafos de moda que decidan no publicar mas las revistas como Bazaar, Vogue, Purple, e Index, solo porque no le parece bien contribuir con el comercio fashion, ni tampoco hay tantos artistas en Manhattan que prefieran los museos a las galerías por cuestiones económicas. Borthwick opinó en una entrevista del New York Times que en los museos hay más libertad para exponer obra y no hay dinero de por medio. En cambio, piensa que en las galerías se enfrenta con aspectos del business que a Borthwick parecen interesarle muy poco dado que si fuera por él, regalaría su obra a cualquiera.

Para la fotografía de moda es un creativo fundamental, sus imágenes mezclan sensibilidad, realidad, minimalismo, naturaleza. Sus fotos son a menudo minimalistas y nítidas, con mucha saturación de color. Algunas veces se apoya en los errores fotográficos para lograr un plus estético y siempre logra una mirada honesta y bella sobre lo fotografiado. Su postura anti-lucrativa no le impide haber colaborado y hacerlo aun hoy con marcas y diseñadores que están en el sistema con propuestas no tan convencionales: Martin Margiela, Vanessa Bruno y Chloë Sevigny.

También tiene amigos músicos con los que contribuye con muchísimo gusto. En 1998 hizo las fotos y el arte del disco A Thousand Leaves de los Sonic Youhth. El año pasado armó un corto para Cat Power y las fotos de su disco Speaking for Trees, trabajo con los Black Dice y también toca con uno de ellos.

María Cornejo en colaboración con su esposo -el fotógrafo, Mark Borthwick- convirtió su "desgarbado" garaje de Mott Street, en el barrio de NoLIta (norte de Little Italy), New York con miras a transformarlo en una tienda y atelier muy personal. El objetivo era explorar, lo esencial de sus ideas sobre cómo debía ser el vestuario y experimentar con nuevas maneras de cortar y construir. Todo este proceso sin apuros, ni stress. Sin embargo, ese momento de tranquilidad duró poco. Barneys New York, Colette en París y 10 Corso Como en Milán fueron las tiendas que incentivaron a María a lanzar una colección a gran escala, que dio vida a su marca Zero. Casi un equivalente fotográfico sensible, minimalista pero en indumentaria. Y sí, Borthwick hace las fotos de sus catálogos.

No importa de qué viva Borthwick, ni quien pague las cuentas en su casa de Brooklyn. A la moda y la fotografía le hace muy bien tener personajes así.

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