El Atelier de Roberi Parra.Patricia Sulbarán


 Fotografía Carolina Muñoz


A veces el trabajo y las ideas no abren espacio para el sueño. Al diseñador Roberi Parra le toca dormir de vez en cuando en su atelier, y no le pesa, pues el espacio es una construcción tangible de su ideario.


El sonido estrepitoso e invasivo rompe con el silencio sereno de un lugar gris, aunque cálido. El atelier del diseñador Roberi Parra está casi a ras de una avenida principal de la ciudad, pero ni la hora pico parece perturbar la tarea de un creador joven que ya cuenta con tres colecciones completas y últimamente ha apostado por la indumentaria femenina. 

"Éste era un apartamento y tiene esa división. Tomó tres meses y medio acondicionar el espacio que sirve de showroom, donde paso más tiempo que en mi propia casa", dice y hace un recorrido que repara en cada detalle: las paredes frisadas con concreto, las cortinas de metros y metros de algodón claro, y los muebles de madera que él mismo diseñó. 

Varios espejos, dos racks y una réplica del banco de líneas rectas diseñado por Nelson Bench en 1946 son los mayores ornamentos del sitio. "Quise crear una paleta neutra en el espacio para que las piezas de ropa introduzcan el color", enuncia el aficionado de la fotografía analógica, quien registra ideas, inspiraciones y creaciones en formato impreso que luego adhiere a cuadernos que lucen como un trabajo artístico extendido al de sus prendas. 


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