ALFRED HITCHCOCK Y LOS MIEDOS
Entre los directores favoritos de todos nosotros se encuentra en un lugar de honor el genial Alfred Hitchcock. Sus películas de suspense han recibido el unánime reconocimiento de público y crítica y prácticamente todos sus trabajos son obras maestras. Hitchcock es un personaje muy complejo del que se podrían contar infinidad de anécdotas pero por empezar por alguna diremos que este mago del suspense sabía trasladar la tensión a cualquier escenario.
Muy conocida es la broma que habitualmente solía representar cuando se subía a un ascensor con otras personas desconocidas. Al arrancar el mecanismo empezaba a contarle a su acompañante, que ya sabía de la broma:
Muy conocida es la broma que habitualmente solía representar cuando se subía a un ascensor con otras personas desconocidas. Al arrancar el mecanismo empezaba a contarle a su acompañante, que ya sabía de la broma:
- "La sangre había salpicado las paredes, se vació sobre el suelo, no dejaba de manar de su boca y su nariz”.
Continuaba el relato danto otros datos de una situación verdaderamente macabra, y regulaba su extensión para concluir en el piso donde se tenían que bajar con un comentario del tipo:
“Así que tuve que cogerle la cabeza y le pregunté qué le había pasado”.
Evidentemente cuando el ascensor llegaba a su destino y se abrían las puertas nadie quería salir del ascensor, todos estaban presos de la curiosidad por saber que le podía haber ocurrido a aquel pobre desdichado del que se hablaba. Tras un par de intensos segundos, una vez conseguido el efecto, era Hitchcock el que abandonaba el ascensor, sin hablar nada más y dejando a todo el mundo plantado allí, intrigados y sorprendidos. Los dejaba en su terreno. Todo un personaje.
Era aficionado a buscar entre los miedos de sus actores, a saber cuáles eran sus fobias, si a las ratas o bien a las arañas u otros insectos. Una vez descubierto solía mandarle una cajita con el animalillo en cuestión a modo de regalo. Ciertamente sabía hacer amigos!
Lo curioso de este director acostumbrado a hurgar en los miedos de todos nosotros tan certeramente, eran sus propios miedos. Al parecer Don Alfredo tenía una fobia algo subidita de tono hacia los huevos y de ellos decía:
"Los huevos me dan miedo, algo más que miedo, me repugnan. Esas cosas blancas, redondas, sin agujeros… ¿Alguna vez has visto algo más asqueroso que la yema rota de un huevo rebosando ese líquido amarillo? La sangre es alegre, roja. Pero la yema del huevo es amarilla, repugnante. Nunca la he probado."
Tambien curiosamente odiaba las gaitas de las que decía: “Supongo que el inventor se inspiró en un hombre que llevaba un cerdo indignado y asmático bajo el brazo. Por desgracia, el sonido creado por el hombre nunca pudo igualar la pureza del sonido conseguido por ese cerdo”.
Comentarios
Publicar un comentario