El último proyecto del artista fotográfico Michael Najjar queda literalmente fuera de este mundo y le llevará al espacio para conseguir una serie de imágenes que profundizarán en la relación de los seres humanos con su planeta.
Nada es realmente lo que parece en las imágenes de Michael Najjar. Michael es un artista contemporáneo muy conocido por sus trabajos en los campos de la fotografía y el vídeo y, aunque las imágenes que crea a primera vista parezcan reales, están, por supuesto, manipuladas. «Lo llamo fotografía híbrida», cuenta. «En parte es realidad, en parte es ilusión y, en parte, simulación, creando así una nueva forma de expresión artística».
La percepción de que la cámara nunca miente es una de las razones de que Michael se sintiera atraído por la fotografía, y su afán de conseguir una calidad absoluta en sus imágenes le impulsó naturalmente a fijarse en Hasselblad. «Llevo utilizando esta cámara desde siempre», cuenta. «Lo primero que me gustó fue la manejabilidad y la calidad de la película de 6x6 cm, y cuando comenzó la era digital me cambié al Sistema H».
Las obras de Michael se presentan siempre en el marco de una serie. Para su proyecto High Altitude, subió a la cima del Aconcagua en los Andes, una de las montañas más altas del mundo, tratando de plasmar la forma en la que las nuevas tecnologías influyen en los mercados financieros internacionales.
«No fue una escalada tan complicada técnicamente, como quizá al K2 o al Everest», dice, «pero, aun así, supuso subir a una altura tremenda. Tardamos dos semanas en alcanzar la cima y otra semana para volver a bajar. Me llevé mi 500CM, y Hasselblad me la preparó de modo que pudiera resistir los cambios de temperatura de los 30 grados centígrados en el campamento base a los 40 grados bajo cero que había en la cima. En esta expedición tenía que ir ligero de equipaje, y por ello me llevé un solo objetivo: un gran angular de 50 mm, que me garantizaba el ángulo de visión que quería».
El proyecto actual de Michael es aún más ambicioso; como se centra en las áreas en las que la tecnología tiene la mayor influencia, quizá fuera inevitable que llamaran su atención los viajes al espacio. «Los cambios sustanciales que tienen lugar en el campo de los viajes espaciales tendrán una gran repercusión en la vida de las personas», comenta, «y decidí que tenía que probar viajar al espacio para comprenderlo. Así que me lancé y desembolsé unos 200.000 dólares por un billete para uno de los primeros vuelos de Virgin Galactic. Supone salir unos 110 km al espacio y, junto con otros cinco astronautas más, podré ver la curvatura del globo terráqueo y experimentar la ingravidez de cinco a seis minutos».
Michael ya se está entrenando para el vuelo que podría tener lugar a finales del año que viene. «Me encantaría llevarme mi Hasselblad H4D», dice. «Pero si no me permiten llevar una cámara tan grande, quizá me lleve una Hasselblad Lunar».
Es un proyecto muy emocionante, y Michael está entusiasmado con la idea de ser el primer artista en el espacio siempre con el afán de superar sus límites y descubrir nuevas ideas.
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